AgroMoll Tapa Superior

Editorial. ARA San Juan. Una sucesión de errores que no ayudan para nada.

Guillermo Ibarra

Sin analizar el tema desde el punto de vista técnico, ya que para eso están los especialistas, debemos detenernos a pensar por un momento, no sólo en los 44 tripulantes del ARA San Juan, sino en sus desesperados familiares.

Muchas, muchísimas cosas se manejaron de forma indebida. Y los familiares obviamente, aferrados a cada luz de esperanza que aparecía.

Hay alguno de ellos que afirma que desde la Armada les aseguraron que todos habían fallecido. Minutos después escuchábamos el parte de prensa oficial que mencionaba que el oxígeno podía estirarse varios días más de los siete previstos. Y otra vez la esperanza, aunque vestida de confusión.

Mas tarde se supo que el tema de la falla en las baterías y la probable explosión, ya se sabía desde hace días. Más confusión aún. En ese momento a uno de los familiares le ganó la desazón y con un tono desgarrador dijo…..yo no vengo más a escuchar estas cosas, ya está……

Ayer, tal vez a causa de algún «estúpido reglamento» dieron un parte en el que dijeron: no se buscará más a los desaparecidos…..Supuestamente amparados en que ya pasó el doble del tiempo que duraría el oxígeno. Y del otro lado, otra vez los familiares desesperados. Había necesidad? Si de todos modos van a seguir tratando de ubicar el submarino, ¿para qué decir semejante cosa?.

Acá no se trata de buscar culpables, ya habrá tiempo para eso; se trata de poner todo, absolutamente todo a disposición de esta gente que tiene a sus familiares desaparecidos de la forma más injusta. Se trata de respetarlos, de contenerlos. ¿Y que es lo que se está haciendo? Confundirlos, sin aportarles ningún elemento que los haga creer, ya que varias veces les disfrazaron la realidad.

El otro día alguien con muchísimo más criterio, a pesar de la emoción, dijo lo siguiente: no conjeturemos más, allí abajo están entrenados, tengamos fe. Y eso no significa no ser realistas, significa tener algo más de humanidad. Encomendémonos a Dios nuestro señor y roguemos porque esto se esclarezca cuanto antes.

Luego, cuanto todo finalice, ahí sí analicemos y busquemos culpables, pero sin jugar con la salud de toda esta gente que desesperadamente busca respuestas, sólo respuestas. Pero claras.

Guillermo Ibarra.

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