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La historia de un «ángel». Murió ahogado. Salvó ocho vidas.

Guillermo Ibarra

Nahuel González tenía siete años. Murió el viernes 12 de enero en el Hospital del Niño Jesús, donde se encontraba internado en sala de terapia intensiva. El jueves había asistido por primera vez a una colonia. Había llegado caminando al Prensa Club, ubicado en las calles Juan Luis Nougués y Don Bosco, en San Miguel de Tucumán. Tenía temores e incertidumbre de permanecer solo, una experiencia común a cada nene de su edad. «Él tenía miedo de quedarse solo porque era el primer día en la colonia. Pero si yo me quedaba, no se iba a poder integrar con los demás chicos. En eso me dicen: ‘Vaya tranquila, mamá. Los padres no se pueden quedar'», recordó Carolina, su madre. Recordó también que después de dejarlo, volvió a su casa porque se había olvidado un vaso y un par de zapatillas que había reservado para su hijo. De vuelta al club, pidió permiso para verlo de nuevo: «En ese momento mi hijo me dio el último beso. Antes de las doce del mediodía, me llamaron del club».

Le preguntaron si su hijo se llamaba Mateo y dijo que no. Si tenía una cicatriz y una malla azul, dijo que sí. Le dijeron que fuera al Hospital porque su hijo se había descompuesto. Murió 24 horas después. Peleó contra un paro cardiorespiratorio y las lesiones sufridas por un episodio de ahogamiento. «Mi hijo ha sido un héroe, nació prematuro, de 30 semanas. Estuvo 45 días peleándola, seis meses en cama para que pueda nacer, y ahora estamos vacíos, vacíos sin nada», expresó su madre.

El desgarrador relato de Carolina conmocionó a la provincia. En declaraciones a medios locales intentó transcribir en palabras su dolor: «Si a uno se le muere el padre, tiene nombre; si a uno se le muere el marido, tiene nombre; no es natural que un padre deba enterrar a un hijo de 7 años, con toda la vida por delante. No voy a poder ser mamá nunca más. Estamos destrozados, nos han destruido la vida». Líneas después, la voz más solemne y menos compungida habló de la vida en la muerte de Nahuel: «Vamos a donar los órganos para que mi hijo siga dando vida, para que estos infelices no la trunquen, para que siga vivo en otro lado».

Una semana después del suceso trágico, los padres publicaron «una grandiosa noticia», tal como está titulado el texto. En él anunciaron que los órganos de su hijo salvaron ocho vidas en todo el país. En el blog Justicia Por Nahuel Gonzalez, el medio de contacto que eligió la familia para esclarecer la muerte de su hijo, manifestaron su alegría: «A pesar del dolor que tenemos por la perdida de nuestro amado hijo, queríamos compartir con ustedes la hermosa noticia que recibimos hoy. El director del Incucai nos transmitió que gracias a la donación de órganos de Nahuel hoy ocho vidas fueron salvadas. Son ocho familias que encontraron la paz«.

La publicación lleva la firma de Carolina y Carlos. Se permite hablar de una especie de regreso, de una reencarnación espiritual. «Dios se llevó a nuestro Nahuelito al cielo, pero volvió como una bendición para nosotros y para todas esas familias que hoy calmaron su sufrimiento», celebraron. El post incluye agradecimientos a familiares, amigos, personal del hospital y autoridades del Incucai por «el amor, respeto y compromiso con la vida», y un video emotivo.

Fuente: Infobae.

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