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Maratón 42 K. de Buenos Aires. Navarreros presentes entre 13 mil almas. La palabra de Abel

Guillermo Ibarra

Desde las primeras horas de la mañana, la energía en las calles porteñas era palpable. A las siete de la mañana estaba pautado el inicio de uno de los eventos deportivos más esperados del año: la Maratón Internacional de Buenos Aires 2023. No era un día cualquiera, y el clima así lo reflejó. La cercanía de la primavera dibujó un paisaje a todo color, con el sol desplegando sus primeros rayos en una hendija del cielo nublado sobre las avenidas Figueroa Alcorta y Dorrego, epicentro de la emoción.

Es que si bien acompañó una leve llovizna, esto no impidió disfrutar de la maratón, que llevó a los corredores hacia el norte, abrazando la Avenida General Paz, pasando por lugares emblemáticos como el estadio de River Plate, y luego el de Boca Juniors, y pintando postales urbanas únicas al cruzar la Avenida Libertador, el Obelisco y la Plaza de Mayo. El trayecto se diseñó no solo pensando en la velocidad, sino también en mostrar la belleza arquitectónica de Buenos Aires.

A diferencia de la Media Maratón de agosto -de 21 kilómetros- cuando el frío invernal aún arreciaba, hoy el clima acompañó desde temprano con calidez. A una hora de la largada, el público ya se había afincado a la vera de la pista, amenizando la espera con mate y café.

A las 06:35, 25 minutos antes del comienzo, sonó el himno nacional como un adelanto de la épica y la epopeya que se viviría. Mientras, los atletas entraban en calor y se arengaban para el desafío que se avecinaba. La música de los Rolling Stones y de Rod Stewart fue la banda de sonido de la previa: un día tan emotivo pedía canciones que estuvieran a la altura.

Los primeros en ser presentados en el altavoz previo a la largada fueron los corredores de élite, que contó con la participación de 63 destacados atletas. Entre ellos, Paul Kipngetich Tanui, de Kenia, reconocido por sus logros en los 10.000 metros y quien ahora se aventuró en su primera maratón; Cornelus Kibet Kiplagat, también de Kenia, quien ha logrado tiempos impresionantes en carreras alrededor del mundo; Fikadu Kebede Debele, de Etiopía, un corredor experimentado con múltiples victorias en su haber; y Edwin Kibet Kiptoo, que regresó a Buenos Aires tras haber obtenido el segundo lugar en el Maratón Internacional el año pasado.

En tanto, Santa Fe, Entre Ríos, Jujuy, Chubut, La Pampa y Córdoba fueron solo algunas de las provincias mencionadas durante la presentación de los atletas nacionales, resaltando la estirpe federal de este evento.

A medida que el reloj avanzaba, el ambiente se electrificaba. Cada minuto que pasaba era un minuto menos para el gran inicio. Y cuando finalmente llegó el momento, miles de voces resonaron en unísono, anunciando el comienzo del maratón. Más de 10 minutos se tardaron todos los runners en cruzar la línea de partida, con la Ciudad de Buenos Aires transformándose en una sinfonía de pasos, respiraciones y alientos. El clásico Start me up de los Rolling Stones fue la banda de sonido de este momento que ocurrió, como siempre, a las 7 en punto de la mañana. Luego, en las calles porteñas, resonaban tangos de Gardel y bailes para agasajar el paso de los atletas.

La largada le dio lugar a una marea runner que comenzó a surcar las calles porteñas; se trata de un paisaje humano que, a esta altura, es una marca identitaria de la Maraton Internacional de Buenos Aires. Durante este especial momento, el público trotó a la par de los atletas para no perderse fotos y videos memorables de este cónclave deportivo. Por supuesto, en este trajín, no faltaron frases de aliento que se escucharon al pasar.

Mientras los atletas de élite, esos que se mueven con una precisión casi sobrehumana, avanzaban por la ciudad, los teams de corredores mostraban su presencia. Estos clubes, con sus espacios especiales cerca de la largada y llegada, aportaban vibrantes colores y aliento incesante a la carrera. El apoyo mutuo y la camaradería fueron el lenguaje universal de la jornada.

Por supuesto, no todos eran corredores. Las calles se llenaron de espectadores, amigos, familiares y curiosos, todos igualmente cautivados por el espectáculo. Los celulares eran la ventana a la carrera en tiempo real, con muchos siguiendo el progreso de sus seres queridos. Pero al acercarse la hora del regreso de los corredores, todas las miradas se posaron en la línea de llegada, esperando ese momento triunfal.

El primer lugar del podio masculino fue ocupado por el keniata Cornelius Kiplagat, con un registro de dos horas y ocho minutos. Le siguió Paul Kipngetich Tanui, también de Kenia, con dos horas y 9 minutos; mientras que otro keniata, Robert Kimutai Ngeno, completó el top tres con dos horas y 10 minutos. El argentino David Rodríguez fue el primero del país en finalizar, logrando el octavo lugar con dos horas y 17 minutos. Justo detrás de él, en la novena posición, llegó su compatriota Miguel Héctor Maza con un tiempo de dos horas y 18 minutos.

El podio femenino se conformó con las keniatas Rodah Kepkorir Tanui (dos horas y 24 minutos); Sharon Jemutai Cherop (dos horas, 24 minutos y 55 segundos), y Pamela Jepkosgei Rotich (dos horas y 27 minutos).

Tres corredoras argentinas se posicionaron entre las diez primeras de la maratón femenina. María Luján Urrutia alcanzó el séptimo puesto con un tiempo de dos horas y 45 minutos; María del Carmen Argüello logró el octavo lugar finalizando en dos horas y 46 minutos; mientras que Natasha Anahí Castaño se situó en la novena posición, completando la carrera en dos horas y 49 minutos.

Con 13.000 participantes, la edición número 38 de esta maratón se consolidó como un evento sin precedentes. No era simplemente un acto de resistencia física, sino también una muestra del espíritu humano y su capacidad para superar límites. Y aunque cada corredor enfrentó su propia batalla, había un enemigo común: el último ascenso en Sarmiento, frente al Planetario Galileo Galilei. Aquí, el espíritu y determinación fueron los verdaderos aliados.

En términos logísticos, todo estaba meticulosamente planeado. Se recomendaba a los atletas llegar entre las 5:30 y las 6:00 am, con servicios sanitarios, guardarropas y estacionamiento para bicicletas disponibles desde temprano. Además, cada corredor sabía exactamente en qué corral de largada debía iniciar, gracias a una letra en su dorsal. Esta organización garantizaba un inicio fluido y ordenado.

Los equipos de running, con sus propias tradiciones y dinámicas, también tuvieron su espacio especial, reflejando ese espíritu de camaradería tan característico de estos eventos. Mientras tanto, aquellos que no pertenecían a un equipo, podían disfrutar de los food trucks, añadiendo un toque festivo y culinario al evento.

La Maratón Internacional de Buenos Aires 2023 no fue simplemente una carrera. Fue una celebración del espíritu humano, una fiesta de colores y emociones, y una demostración de resistencia y determinación. Y al final del día, cada paso, cada sudor y cada sonrisa se unieron para escribir una nueva página en la historia deportiva de Argentina.

«Abelitos» presentes. El reconocimiento de Abel.

Tres integrantes de «Los Abelitos» fueron de la partida. Vero Obait, Darío Martínez y Horacio Navarro se animaron a ser parte de semejante desafío y lo lograron. Al finalizar el evento, estas fueron las palabras de reconocimiento para ellos del profesor Abel Salvatto.

«Felicitaciones a todos los chicos del Equipo que compitieron este fin de semana. A los que estuvieron ayer en el Trail de Arrecifes, y a los que hoy se » enfrentaron » por primera vez a la Maratón de BUENOS AIRES 42k !!! Quienes » amamos» al running, sabemos muy bien las » exigencias» que demanda su práctica y aún más cuando, » corremos una carrera»…sobre la distancia que sea, pero correr una Maratón son » palabras mayores».. Insisto….los valoro a todos uds., pero hoy debo reconocer » el merito» de estos tres chicos que » dignamente sintieron el rigor» de lo q significa un 42k…Verito..Horacio y Darío!!!!
Un » aplauso muy fuerte desde el corazón» para todos los corredores nuestros!!! También gratitud, para Gustavo y Laura, que tuvieron como siempre, la amabilidad de trasladarnos…otro aplauso para ellos«.

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