AgroMoll Tapa Superior

Cuatro goles en el arco iris. Por Ariel Clavellino

Guillermo Ibarra

Día gris. Fin de semana largo. Pronóstico de lluvia. Por más clásico EFIN – Dorrego que fuera, la verdad es que no me daban ganas de hacer casi 200 kms. y correr el riesgo de que se suspendiera. Pero me hallaba en la duda, tenía la sensación de llegar a arrepentirme por no haber ido a ver ese partido que se espera todo el año. Me la juego. Voy. Con una tenue lluvia salí para Navarro para presenciar ese clásico de pueblo al que todos siempre esperan y del que siempre hablan. Llegué. Todo parecía una
fiesta. Público por doquier. Alegría. Expectativa. Creería que más de un equipo chico de primera desearía con envidia tener la hinchada de EFIN. Equipos en la cancha. El aire se vistió de azul con las bengalas. Ambas hinchadas latían. Pitazo inicial. Cuando nos estábamos acomodando en la tribuna, de imprevisto, gol de Dorrego y 1 a 0. El partido era parejo, con esa sensación rara que te deja todo clásico de cuidarte e ir viendo a ver qué pasa, porque nadie quiere perder un clásico. Dos nuevos estiletazos de Dorrego y 3 a 0. Tres llegadas y tres goles. Para colmo, en el segundo gol de Dorrego habría una evidente mano de un delantero del celeste que ni el línea ni el referí cobraron.
Encima al entrar al área y ser derribado un delantero de EFIN no era considerado penal. Igualmente EFIN no había excusas, en el primer tiempo casi no había llegado a inquietar al arquero visitante. Tarde gris en el cielo y en el partido para EFIN. Como todo hincha tenía fe en que se podía llegar a revertir. Pero convengamos que uno está obligado a decirlo y la esperanza es lo último que se pierde, ja. Es que uno como hincha piensa que todo en la cancha es fácil… terminamos todas las jugadas bien, somos todos el mejor DT y definimos como Messi…. En la lógica y creo que en la cabeza de los propios jugadores, porque uno
también lo fue hace tiempo, creía que sería casi imposible remontar ese resultado. Pero uno confiaba en que haciendo un gol en el arranque del segundo tiempo, podía crecer la esperanza. EFIN rearmó sus filas y con línea de 3, se jugaba a todo o nada, perdido por perdido había que arriesgarlo todo. Y más o menos así fue. EFIN sacó su corazón y comenzó desde el minuto 46 a presionar y dominar el partido y así ya a los 10 minutos del complemento, se ponía 2 – 3. La hinchada no paraba de alentar. Cabezazo y palo. La esperanza se hacía latente. Faltando 15 minutos EFIN empata el partido. Un empate ya era una victoria. Pero EFIN sabía que podía, se disputaba cada balón como el último y uno como jugador sabe que cuando se remonta un partido así el rival no sabe como contener el embate del contrincante y se entra en una total confusión, sin poder creer lo que está sucediendo. Nuevamente caían unas gotas en un cielo gris, pero en la cancha salía el sol de a poco para EFIN. Faltando 5 minutos para terminar el partido, jugada por la derecha, centro, cabezazo, gol y el delirio de jugadores, cuerpo técnico,
dirigentes e hinchada de EFIN. El grito de gol se hizo interminable. El abrazo también. Ni el más fanático de los hinchas de EFIN lo podía creer. Escribo estas líneas a dos días de terminado ese partido memorable y se me pone todavía la piel de gallina y aún se me caen algunas lágrimas. Pero esto es así. Es fútbol. Luego de ver ese partido infartante no me quedaron dudas y me decía una y otra vez a mí mismo y a quién quisiera escuchar en la tribuna local, «VIVA EL FÚTBOL».
Luego del 4 a 3 miré al cielo gris para agradecer y de repente pude observar que el «arco iris» había salido y a sospechar que desde esa platea preferencial nos estaban mirando y que habíamos contado con el aliento de personas que amaron y que fueron los artífices de EFIN y que hoy si bien ya no están más físicamente permanecerán para siempre en nuestros corazones (Genarito, Casella, Cacho; Miguel, Jorge … y muchos más que no quisiera dejar afuera) y que fueron los que desde
hace 41 años fueron construyendo lo que en ese partido estábamos viviendo. No tengo dudas. Esa agua no era lluvia. Eran sus lágrimas de felicidad. Ellos estaban ahí. Orgullosos de que la familia de EFIN sea más grande de lo que incluso ellos hubieran imaginado. Mi agradecimiento eterno a las 11 gladiadores que entraron a la cancha, que pusieron garra y personalidad hasta el último minuto, incluso mucho más que algunos jugadores millonarios de equipos de La Liga Profesional de AFA. No me quiero olvidar del cuerpo técnico, dirigentes, y a la gran hinchada que aún perdiendo 3 a 0 en todo momento alentó. Créanme!! Apuesto lo que sea! Ese partido fue heroico e histórico, señoras y señores!. En 50 años jamás jugué ni vi un partido como ese. Recuerden. De este partido se hablará por siempre. Y dudo de que en otra oportunidad se vuelva a reiterar.. Simplemente… Porque, ¿Quién puede hacer 4 goles en un arco iris?
Un simple hincha de EFIN.

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