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Las maneras de trabajar evolucionan. ¿Qué es el Coworking?

Guillermo Ibarra

Conocemos el coworking como un espacio compartido -físico o virtual- donde profesionales individuales como autónomos, empresarios o empleados que cuentan con la modalidad parcial o total de teletrabajo, así como pymes o startups pueden desarrollar su actividad. Este concepto ha sufrido una evolución sin precedentes hasta convertirse en un éxito. En la actualidad, es una de las opciones preferentes frente a las oficinas convencionales para aquellos que solo necesitan un ordenador y conexión a Internet para trabajar. Según un estudio publicado por Statista, alrededor del mundo hay más de 23.000 espacios de coworking. En ellos, los usuarios pueden disfrutar de las siguientes ventajas:

Flexibilidad: los espacios coworking cuentan con distintos planes para adaptarse a las necesidades del solicitante; por ejemplo, usos de corta duración, media o larga; salas de reuniones, etc.

Abaratamiento de costos: esta opción es más barata, generalmente, que alquilar una oficina o adquirirla en propiedad.

Estimulación de sinergias positivas: aunque los profesionales no guarden, necesariamente, relación laboral entre sí, esto no quiere decir que en el futuro no pueda surgir. Estar en contacto con otras personas, de funciones y sectores similares o diferentes, facilita el networking y da lugar a la proliferación de nuevas ideas y proyectos comunes.

No obstante, no todos son puntos positivos. Entre los inconvenientes más reseñables, podemos mencionar la disminución o falta de privacidad si se trata de temas sensibles o confidenciales, ya que los profesionales de alrededor no pertenecen a la misma organización; los horarios, que en algunos casos suelen ser más rígidos en términos de apertura y cierre, condicionando la jornada laboral; o las distracciones provocadas por el incremento de estímulos presentes en espacios abiertos.

¿Qué tipos de coworking hay?

Los espacios coworking, a pesar de perseguir el mismo objetivo, pueden ser muy distintos. Aunque no hay una clasificación predeterminada, podemos encontrarnos con diferentes clases. La primera de ellas es la conocida como general, en la que profesionales y empresas diversos sectores cuentan con un espacio fijo para desarrollar su actividad, es decir, tienen un puesto concreto. Esta particularidad los diferencia del coworking flexible, una tipología donde los usuarios de este servicio no tienen un puesto determinado y solo asisten en momentos puntuales. Suele ser la opción favorita si hablamos de actividades profesionales que requieren mucha movilidad por reuniones, viajes, etc.

No obstante, en ambos casos estamos hablando de un espacio específico de coworking, pero esto no tiene por qué ser así. El tipo nómada se adapta a aquellas personas que cambian con cierta frecuencia de localización y trabajan a distancia; es decir, son idóneos si hablamos de movilidad constante.

Por último, hay otros tipos de coworking que son ideados para un área concreta de negocio o actividad; por ejemplo, los sociales, para fomentar proyectos que beneficien a una comunidad o al planeta; los dirigidos a artistas, con lugares habilitados para llevar a cabo talleres, etc.

 

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