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No vacunarse contra la fiebre amarilla «por las dudas». Sólo si es necesario.

Guillermo Ibarra

El «furor» que se desató por la fiebre amarilla en plenas vacaciones se convirtió en una escalada de noticias, que incluyó largas colas y vigilias en busca de una vacuna que ayude a prevenir la enfermedad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un comunicado en el que recomendaba la vacunación a todas las personas que viajaran a todas las zonas de Brasil donde se registra circulación del virus.

Las autoridades sanitarias de ese país difunden y actualizan el mapa con los estados en los que hay casos, riesgo de transmisión o no existe riesgo de transmisión. Así y todo, las vigilias y largas colas en los centros de vacunación generaron un clima de malestar entre quienes se preparaban para disfrutar de sus vacaciones e hicieron dudar acerca del faltante o no de vacunas. 

«No hay faltante, tenemos la provisión de vacunas suficientes ya que la vacuna de la fiebre amarilla está incorporada en el calendario nacional para el norte y el noroeste, de manera que es un insumo que tenemos planificado y estaba contemplada esta demanda», aseguró a Infobae Cristian Biscayart, responsable del área de inmunizaciones del Ministerio de Salud de la Nación.

Consultado por los desbordes que se produjeron en los centros y vacunatorios, consideró: «La Organización Mundial de la Salud emitió una alerta mundial y ahí se produjeron los cuellos de botella».

«Ocurre que la fiebre amarilla es una enfermedad de baja frecuencia pero de muy alto impacto, lo que llevó a que la gente entre en pánico, analizó el funcionario, quien aclaró que «si bien la vacuna es segura, hay que singularizar a quién se justifica dársela. Los fármacos tienen efectos adversos, el tema es poder usarlos en las situaciones para las que están indicados. La de la fiebre amarilla no es una vacuna para usar por las dudas«.

Y tras insistir en que «la situación brasileña venía desde el año pasado», Biscayart destacó que «lo que ocurrió es lo habitual cuando se presentan brotes en esa región; es esperable que la actividad dure un par de años y es imposible prever dónde va a estallar el brote». 

«Quien no la necesita, no tendría por qué pasar por este riesgo», insistió la especialista, quien aclaró que «las áreas de riesgo están bien determinadas y una persona que hace una escala en un aeropuerto en un estado con circulación del virus no requiere vacunarse, ya que no existe riesgo de contagio».

En este contexto, Testón recomendó «cambiar el destino de viaje si se viaja con un chiquito de menos de un año a un destino de riesgo».

El funcionario de la cartera sanitaria precisó que «el mosquito es el que tiene el virus, incluso lo transmite a sus huevos y así se conserva la infección en la naturaleza. El mono funciona como amplificador y cuando hay mucha amplificación viral se produce el derrame a humanos, cosa que no se puede prever ni anticipar -aseguró-. Las ciudades de Brasil le robaron territorio a la selva, están en espacios verdes silvestres y esos espacios de interacción entre ese ambiente selvático y el urbano inserto en él son factores clave para la proliferación de este tipo de enfermedades».

La vacuna está recomendada para quienes viajen a los estados brasileños de Río de Janeiro, San Pablo, Espíritu Santo y Bahía y no tengan contraindicaciones. No es necesaria la vacunación para aquellos que permanezcan menos de 72 horas en una zona de riesgo como escala de viaje.

¿Quiénes no deben vacunarse?

La vacuna está contraindicada para los menores de seis meses; los mayores de 60 años; embarazadas; las mujeres que están en período de lactancia entre el nacimiento y los 8 meses inclusive; personas con antecedentes de alergia a cualquiera de los componentes de la vacuna como huevo, proteínas de pollo o gelatina; quienes tengan alteraciones del sistema inmune, incluyendo la infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH); personas con enfermedad del timo, miastenia gravis, síndrome de Digeorge, tumores malignos, trasplantes de órganos y patologías que requieran tratamientos con inmunosupresores y/o inmunomoduladores.

Sobre la enfermedad

La fiebre amarilla es una enfermedad viral que se transmite a través de la picadura de algunas especies de mosquitos. Puede ser grave y provocar la muerte. Al no contar con un tratamiento es importante prevenirla a través de la vacuna como así también por medio de la aplicación de repelentes; el uso de ropa de mangas largas y de colores claros.

La vacuna es elaborada con virus atenuados y proporciona protección al cabo de 10 días de su aplicación.

Además, luego del viaje se recomienda consultar rápidamente al médico ante la aparición de síntomas como fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolor muscular, náuseas o vómitos.

El uso adecuado de repelentes contra mosquitos también constituye una eficaz medida de prevención que no debe dejar de ser utilizado por personas que hayan sido vacunadas, ya que existen otras enfermedades que también pueden ser transmitidas por mosquitos.

Fuente: Infobae

Fotografía: Internet

 

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